El grupo de participantes estaba formado por personas sin problemas de memoria, individuos con deterioro cognitivo leve (DCL) y enfermos de Alzheimer. Los resultados mostraron que los pacientes con biomarcadores de Alzheimer, sustancias que permiten medir el progreso de una enfermedad, tenían un Índice de Masa Corporal (IMC) más bajo que aquellos sin biomarcadores. Así, el 85% de los participantes con DCL y un IMC menor de 25 presentaba placas amiloides en el cerebro, mientras que entre los individuos con DCL y sobrepeso las placas solo se detectaron en el 48% de los casos. La misma diferencia se observó entre los participantes sin problemas de memoria.
"Los resultados sugieren que los cambios que se producen en el cerebro de los enfermos de Alzheimer están asociados a los cambios metabólicos que tienen lugar en las primeras fases de la enfermedad", explica el doctor Burns, implicado en el estudio. "Esto -añade- podría deberse a una alteración en el hipotálamo, área cerebral que desempeña un importante papel en la regulación del metabolismo energético y en la ingesta de alimentos". Por ello, "es necesario realizar más estudios para saber si esta relación se basa en una respuesta sistemática ante una enfermedad desconocida o se trata de un rasgo de la propia persona que le predispone a sufrir la enfermedad", concluye.
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