Sampedro sufrió un accidente que le quebró la séptima vértebra causándole una tetraplejia. Su cuerpo quedó paralizado de cuello para abajo. Olga Bejano padece una enfermedad neuromuscular grave, desconocida, progresiva y sin ningún tratamiento. Tiene inmovilizado todo su cuerpo, vive sin poder hablar, se alimenta por medio de una sonda y respira con ayuda de una máquina.
Ramón Sampedro vivió más de 25 años exigiendo a la justicia su derecho a poner fin a su vida con la eutanasia hasta que, en el año 1998, alcanzó lo que algunos califican como una "muerte digna". Mi profundo respeto hacia él. Olga Bejano, gracias a un movimiento casi imperceptible de su mano con el que es capaz de comunicarse mediante garabatos que solo su madre y su enfermera consiguen descifrar, ha publicado dos libros en los que transmite su testimonio y su amor a la vida defendiendo los derechos del enfermo: “derecho a vivir, no a morir”.
Amenábar, director de cine español, con Javier Bardem como protagonista en la película Mar adentro, nos recuerda la vida de un hombre agobiado por su minusvalía física que luchó a favor de la causa de la eutanasia. Pero, ¿acaso no somos muchas las personas que padecemos enfermedades que obstaculizan nuestros proyectos personales de vida experimentando dolor y sufrimiento y, sin embargo, somos capaces de aceptar la situación, asumirla y afrontarla dotándola de sentido?
¿Acaso no somos muchos los que en medio de ese dolor somos felices, amamos la vida y damos gracias por cada nuevo amanecer?
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