Fuente SID
Trabajamos con programas de educación inclusiva para que los niños y niñas con discapacidad reciban una educación adecuada. La educación inclusiva asegura que el sistema educativo se adapte a los niños –y no al revés- para que puedan alcanzar su pleno potencial. A menudo supone cambiar o modificar los métodos de enseñanza, la gestión y planificación de la educación y requiere que las autoridades competentes se comprometan a trabajar, además de en la educación, en la lucha contra la pobreza o la discriminación.
“Una escuela inclusiva responde, a través de su currículo, a estrategias pedagógicas, concepción y disposición del espacio físico y servicios especiales, a las características específicas, diversas y únicas de cada alumno, especialmente las de aquellos en riesgo de marginación y con bajo desempeño. La educación inclusiva es, por tanto, un sinónimo de educación de calidad”, añade Sergio.
Nematou es una niña con discapacidad intelectual, que asiste a uno de los programas de educación inclusiva de Save the Children en Burkina Faso. A principios de curso Nematou no participaba en clase y mostraba agresividad hacia sus compañeros. Sus profesores la han visto mejorar cada día y ahora está completamente integrada en la clase. Uno de los compañeros de Nematou la ayuda con sus tareas y se preocupa de integrarla en la clase, es su tutor “Nematou es una persona como otra, no ha elegido ser así y hay que aceptarla como es” explica “Los padres de los niños y niñas con discapacidad tienen que traerlos al colegio, van a ver cómo mejoran cada día”.
Aunque el número de niños y niñas que no reciben una educación se ha reducido considerablemente desde el año 2000, el Objetivo de Desarrollo del Milenio de lograr educación primaria universal para 2015 no se cumplirá mientras se discrime a niños y niñas, privándoles de su derecho a la educación por cuestiones de discapacidad, género, estatus social o cualquier otro factor de discriminación.
Además de garantizar el acceso universal y gratuito a la educación en todas las etapas de la infancia y la adolescencia, los poderes públicos deben garantizar que esa educación es de calidad y que existen los recursos humanos y materiales apropiados y suficientes para garantizar la adecuada atención a los niños y las niñas, sobre todo de aquellos con especiales necesidades. Mas sobre esta noticia
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