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viernes, 25 de noviembre de 2011

"Profe, profe, ¿has perdido la pierna?"

FUENTE: marca.com / 25/11/2011


Eduardo Valcárcel es un ejemplo claro de superación diaria. "Si en esta vida te propones algo, con sacrificio, disciplina e ilusión lo puedes conseguir", dice Valcárcel, el director de la Escuela de Fútbol de la RFEF, quien coordina a los 800 niños que forman dicha escuela, junto a entrenadores, fisios, horarios, campos, partidos y... hasta saca tiempo para atender a los padres. Sus muletas y su amplia sonrisa son dos de sus grandes señas de identidad.

La vida de Eduardo dio un cambio radical cuando tenía 18 meses. En su San Sebastián natal, sufrió un trágico accidente. Se escapó de su cuidadora y un camión le atropelló. A raíz de ello le tuvieron que amputar la pierna izquierda, mientras que la derecha se la salvaron de milagro. Sufrió más de una veintena de operaciones y un centenar de puntos de sutura.

Eduardo iba creciendo con una prótesis como su compañera ideal, pero como crecía muy rápido, las protésis las tenía que cambiar con mucha frecuencia, hasta que a los 11 años, el niño dijo adiós a su pierna ortopédica: "Con las muletas me manejaba mejor para hacer lo que más me gustaba: jugar al fútbol".
El amor de Valcárcel al fútbol hizo que superara todos los obstáculos y miradas que se encontraba por el camino. Desde pequeño se propuso ser entrenador profesional, ya que no podía ser jugador. Y al final lo consiguió. A los 14 años comenzó a entrenar en su colegio y desde entonces no ha dejado de sentarse en un banquillo. Ahora se siente feliz llevando la dirección de la Escuela de Fútbol de la RFEF y entrenando a su alevín: "Estoy viviendo una experiencia magnífica. La ilusión de un niño no se compra con nada".


Título nacionalValcárcel se ha convertido en el primer discapacitado en lograr el Título Nacional de Entrenador. "Un día que jamás olvidaré". Estudió los tres cursos, aprobó las asignaturas teóricas y realizó todas las prácticas: distancia larga, series de velocidad, regates, cabecear, chutar con la pierna derecha... Hizo lo mismo que sus compañeros, excepto lanzar el balón con la pierna izquierda. Evidente.

Récord tras récord.
Su vida ha sido un camino de rosas y espinas "y de todo se aprende", pero sobre todo ha batido todos los récords que podía soñar, desde entrenar al Rayo Majadahonda, en Tercera división, a realizar el descenso del Sella, pasando por cogerse una bici y hacer el Camino de Santiago o arbitrar partidos de fútbol 7. Sin duda, un ejemplo para todos, aunque él resta importancia a todo: "Lo importante es poder hacer, o por lo menos intentar, lo que te gusta. Querer es poder". Eduardo ha practicado todos los deportes posibles e imposibles para él.

Naturalidad de los niños.
A Eduardo se le van los ojos cuando ve un balón. Se va directamente hacia él. Lo pilla con sus dos muletas -tal como las personas del sudeste asiático cogen la comida con sus palillos-, para empezar a dar toques con la derecha y con la cabeza. Las personas mayores le observan con incredulidad, pero los niños le dicen de todo de forma natural.

Los chupetines de la RFEF, de 4 años, le miran y le hacen multitud de preguntas: "Profe, profe ¿has perdido la pierna? ¿Cuándo te va a crecer?". Cuando el míster les roba el balón durante el partidillo, los peques son contundentes: "Nos haces trampas, tu juegas con tres piernas". Eduardo los mira y les lanza el balón con una sonrisa.

En la RFEF entrena a un equipo alevín y sus pupilos le echan piropos: "Si tuvieras las dos piernas serías un fuera de serie" y también le dicen: "Antes de perder la pierna seguro que eras el mejor de tu Liga". Y es que sus pupilos le miran y le escuchan con verdadera admiración. Para ellos, verle con una sola pierna ya es algo normal. Para los peques, él es Edu, míster o profe.

Unas maletas cada 45 días.
Por culpa del fútbol, a Eduardo se le rompían las muletas cada 45 días. Un dineral para cambiarlas tan habitualmente, hasta que Agustín Zulueta (ingeniero técnico del barco Desafío Español) se cruzó en su vida para hacerle unas muletas irrompibles de fibra de carbono (material que se utiliza para hacer bicicletas).

Sentido del humor.
"Siempre me levanto con el pie derecho", dice Eduardo cuando la gente le mira con cierta tristeza por la pérdida de su pierna izquierda, mientras que son muchos los que le preguntan si sólo se compra una zapatilla: "Compro las dos, pero la izquierda la tiro. Aún no he conseguido que me vendan sólo la derecha".

La familia es clave.
El apoyo de la familia y de los amigos ha sido clave para poder hacer todo lo que haría cualquier persona con dos piernas. "Me ayudan y me apoyan. Son mi paño de alegrías y de tristezas. Gracias a ellos soy lo que soy", dice con mucha serenidad, mientras que acaricia a su hija Nahia y mira con orgullo a Noelia, su mujer.

Zidane alucina con él.
Eduardo tuvo la suerte de poder entrenar con Zidane y Francescoli. Los dos alucinaron con el donostiarra, sobre todo el madridista, quien durante muchas fases del entrenamiento se quedaba parado para mirar a Valcárcel.

En el museo de la RFEF.
Una foto suya, a tamaño natural, preside uno de los rincones del Museo de la RFEF, que inauguraron el año pasado. Cuando la vio se quedó paralizado: "Me emocioné muchísimo", comenta, mientras que traga saliva para que no le salten las lágrimas.

Su gran sueño.
Él no lo dice, pero jugar un partido en un campo de Primera por una causa solidaria es uno de sus sueños. Lo puede cumplir pronto, ya que podría disputar unos minutos en el amistoso Champions for Africa, el 29 de diciembre. Si le llama Kanouté, va a Mestalla... hasta corriendo si hace falta.

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