FUENTE: ABC / 18/11/2011
Ingenieros navarros crean una aplicación para el iPad que permite comunicarse a personas con discapacidad en el habla.
Marta insiste una y otra vez. Coge la mano de su tío, después de su abuela o de otro familiar y les lleva hasta donde quiere, pero no consigue que le entiendan. Tiene once años y apenas dice unas palabras. Se pone nerviosa. Hasta que llega su madre o su padre que, a fuerza de atenderle, ya captan qué busca. O no.
Esa desesperación por comprender lo que esta niña con discapacidad en el habla quería transmitir llevó hace dos años a uno de sus tíos, Carlos Fernández Valdivielso, a impulsar lo que desde el pasado 11 de noviembre ya es una realidad disponible en el Apple Store: un comunicador sencillo e intuitivo basado en pictogramas y que se puede descargar como una aplicación más en el iPad.
«Vimos que existían ordenadores táctiles, pero eran caros, con una carcasa especial, creados solo para eso. Y pensamos que quizá podríamos idear algo más práctico», explica este profesor de la escuela de Ingenieros de Telecomunicaciones de la Universidad Pública de Navarra. En el verano de 2009 aún no existía el iPad (salió en marzo de 2010), pero ya se empezaba a hablar de él, así que Fernández Valdivielso propuso su idea a uno de sus alumnos del último curso, José Cruz Pérez Pi, alias «Pepe», como proyecto de fin de carrera. Poco después se incorporaba a la construcción del software otra alumna, Ainhoa Esténoz. Su trabajo se ha visto recompensado con una matrícula de honor.
Para definir las necesidades reales de Marta contaban con Elena Ganuza, una psicóloga de Anfas especializada en educación temprana, y Laura San Martín, logopeda del colegio Isterria, así como con los padres de la niña, que desde el principio estuvieron muy interesados. «La clave de que haya salido adelante ha sido el equipo multidisciplinar. Sin su ayuda no lo habríamos conseguido», subraya Fernández Valdivielso.
Las especialistas pedían su particular carta a los reyes magos, que Carlos, Pepe y Ainhoa se encargaban de hacer realidad. El resultado es el comunicador DIME, una herramienta que acerca la ingeniería a la vida cotidiana y «muestra cómo las nuevas tecnologías pueden ayudar a personas con discapacidad», señala Ainhoa Esténoz, a quien el trasfondo de este proyecto ha cautivado. El mismo nombre de la empresa que han creado para comercializar el software lo dice todo: «DIME, tecnología para todos».
Cinco herramientas en una
La aplicación no es un mero compendio de pictogramas e imágenes. Consta de un comunicador en el que en primer lugar la persona elige dónde se encuentra. Una vez escogido, el dispositivo muestra los pictogramas más frecuentes en ese lugar para que el usuario pulse un sujeto, un verbo y un complemento y forme una frase. Si por ejemplo se elige el baño aparecerán como sujetos el usuario y su familia, acciones como lavar, y complementos como los dientes, para articular la oración: «Marta se lava los dientes».
Es el eje central del dispositivo, pero no el único. También se pueden transmitir deseos más breves desde la herramienta «Quiero/estoy», como «quiero agua» o «estoy triste», con apenas tres pulsaciones en la pantalla. Y se añade un reloj, muy útil para personas con discapacidad como los autistas, que no entienden la noción del tiempo. Un caracol recorre la pantalla hasta llegar a una hoja que finalmente se come en el tiempo marcado.
La aplicación se completa con una pizarra en la que se puede pintar con los dedos, colorear pictogramas y mejorar la psicomotricidad del usuario y un álbum en el que guardar las imágenes y pictogramas favoritos o crear carpetas de temas personalizadas.
El software cuenta con 1.500 pictogramas diseñados por el equipo multidisciplinar, al que se pueden añadir de forma personalizada los que se deseen, e incluso variar las imágenes por otras más familiares para el usuario o por fotografías.
El día a día
En el colegio Isterria de Ibero (Navarra), donde ya se está probando la aplicación con cinco niños los resultados son muy satisfactorios. «Los niños cogieron la mecánica con mucha rapidez, es tan intuitivo», explica Laura San Martín, que destaca cómo resulta útil para muchos tipos de discapacidad. «Lo probamos con niños que creíamos que querían comunicar pero no sabían cómo» y así fue cómo están constatando que su comprensión es mucho mayor que su capacidad de comunicar.
También los padres lo han notado, según relata San Martín: «Están muy contentos. Una madre me comentó que ahora les pedía muchas más cosas y estaba sorprendida».
La logopeda destaca el caso de uno de los niños del colegio con problemas de conducta, que llegaban a derivar en agresiones. «Se comunicaba por gestos, pero no tenía tantos adquiridos como los que comprendía». El empleo de DIME ha reducido enormemente su nivel de ansiedad. «Está mucho más tranquilo porque sabe que se puede hacer entender», destaca San Martín.
La aplicación supone una gran ayuda en la autonomía de los niños, a juicio de la profesora de Isterria, que a menudo recuerda a los familiares que «los críos no son nuestros y aunque nos parezca que nosotros ya les entendemos, tienen que llevar su camino y poder comunicarse con todo el mundo».
La atracción que las nuevas tecnologías ejercen sobre los niños también ayuda en su socialización. Los otros niños se acercan a ver el iPad y atienden así a los que tienen discapacidad en el habla. La dificultad de Marta para coordinar sus movimientos hace que a veces no seleccione a la primera la imagen que quiere, pero sabe que puede volver a intentarlo y acaba haciéndose entender.
Desde el pasado viernes que comenzó a comercializarse en el Apple Store en inglés y español, DIME ya ha sido descargado desde Argentina, México y Estados Unidos, donde un experto les está enviando sugerencias. «Es lo que pretendemos a partir de ahora, ir mejorando en lo posible la aplicación», asegura Ainhoa Esténoz, mientras les surgen a diario ideas para nuevos proyectos, siempre enfocados hacia el mundo de la discapacidad.
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