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domingo, 13 de noviembre de 2011

Entrevista a Ester Rodríguez Morata, nadadora parlímpica española

Fuente: elnortedecastilla.es (13/11/2011)

Madurez, sensatez, ternura, sabiduría, sacrificio. Todas esas cosas representa Ester Rodríguez Morata (Palencia, 1991), nadadora paralímpica que en los pasados Juegos de Pekín consiguió ser diploma olímpico. Ahora, a la nadadora de Palencia le toca lidiar con otro tipo de papeles, los de la carrera de Empresariales. Ester, ha sido una de las invitadas del curso 'Deporte y discapacidad: del ámbito escolar al deportivo', que ayer clausuró la Universidad de Valladolid.

Estudia, entrena, da conferencias y atiende a los medios un sábado, ¿sabe qué es el tiempo libre?
A mi manera sí... Pocas veces lo tengo, pero los domingos siempre se descansa. Si hay competición el domingo, pues se traslada al sábado. Es en ese tiempo cuando quedo con mis amigas, que ya que las veo poco porque estamos separadas... Siempre aprovecho cualquier hueco para mis cosas.

Éxito o reconocimiento. ¿Qué es mejor?
Un poco de ambas cosas. El éxito es importante para motivarte, aunque y es bueno no estar siempre en lo más alto para saber de lo que eres capaz, pero también el cariño de la gente es vital porque te ayuda a conseguir el éxito. Sin él, sería imposible.

Decenas de medallas llenan su palmarés, ¿se ha acostumbrado al éxito?
Te puedes llegar a acostumbrar, pero entonces, es cuando caes y tienes que retomar todo casi desde cero. Entonces te das cuenta que no estás acostumbrado al éxito. Son fases. Siempre hay que ponerse metas complicadas para no caer en la costumbre de conseguirlo todo.

¿Y cómo asume los fracasos?
Igual que los buenos momentos. Los malos te desmotivan, pero hay que saberse apoyar en las cosas bonitas para salir, además los fracasos son buenos porque te permiten sentir el éxito de una manera más profunda.

Da la sensación de que el deporte normalizado y el paralímpico acabarán convergiendo. Tenemos el ejemplo de Pistorius en atletismo.
La integración está muy avanzada. Hay pruebas de natación integradas. Por ejemplo, en los 100 metros libres, en el Europeo, participaron paralímpicos. Esto es positivo porque permite demostrar que el sacrificio de unos y de otros es el mismo.

¿Son las personas sin discapacidad las que realmente exageran cualquier anomalía física?
Puede ser que el problema sea que los de fuera ven una discapacidad cuando a lo mejor no es para tanto. Hay muchas cosas negativas en las personas que no se toman como discapacidad porque no se ven. Hay que cambiar el chip y la gente se está concienciando, básicamente porque la convivencia es habitual.

¿Siente que se ha quedado sin vivir cosas importantes en la vida por culpa de la natación?
Sí que lo piensas, porque convives con gente que no hace deporte y que tiene otras inquietudes, pero merece la pena porque, en mi caso, la natación me ha dado unas sensaciones que otros aspectos de la vida no hubieran conseguido.

Y además, una gran responsabilidad.
Tienes que mirar por el deporte y por el objetivo, no por la responsabilidad. Si no cumples los objetivos, las personas que te apoyan siempre van a estar ahí y eso es lo importante.

Sacrificios, esfuerzo, madrugones... ¿Cómo consigue ser feliz?
Me ayuda mucha gente y convivo con deportistas que tienen mis mismas inquietudes. Además, creo que hay que ponerse metas a corto plazo porque eso te permite autosuperarte poco a poco.

Es considerada por muchos un ejemplo a seguir, hasta da conferencias. ¿Cómo lo asume?
Para mí es un orgullo porque me considero una persona normal, que estudia y hace deporte. En las conferencias, muchas veces soy yo la que aprende por las preguntas de los demás. Para mí es toda una experiencia.

Compaginar estudios superiores y deporte de élite no debe de ser fácil.
Los estudios son importantes, hay que tener claros los objetivos. No hay que empezar una cosa que no vas a acabar y por eso yo priorizo la carrera, porque ahí me estoy preparando el futuro. El deporte no deja de ser algo fugaz.

¿Qué es peor, los nervios de un examen o los de una final olímpica?
Son cosas distintas. Creo que es peor lo del examen aunque para estar en una final olímpica has trabajado mucho y dedicas cuatro años de tu vida a ello.

¿Ha dejado de ser divertida la natación en algún momento?
Alguna vez sí, porque pasas por altibajos. Te salen rachas malas constantemente, no recibes apoyo y estás decaída, pero luego reencuentras tus sensaciones. Además si en el deporte vas mal, siempre te puedes centrar en otras cosas para salir adelante.

¿Cómo recuerda a la niña que empezó a nadar?
Me llevaban un poco a rastras, por recomendación médica. Cuando entré en el Club no quería ir a competir, ni madrugar. Poco a poco fui entrando, me animé y lo veía de diferente manera. Si me hubieran dicho lo que me esperaba el futuro, no me lo hubiera creído.

¿Le da tiempo a pensar mientras entrena?
Sí que da tiempo a pensar. Siempre pienso en positivo, aprovecho para repasar la lección, cómo ha ido el día anterior y además me sirve para despejarme y aprovechar mejor el tiempo fuera del agua.

¿Le influyen los estudios en la natación o viceversa?
Eso es innegable. Está comprobado que puede influir positiva o negativamente. Hay que establecer barreras para separar ambas cosas y que no te perjudique nada. Tienes que dosificar el tiempo, hay obligaciones que hay que cumplir pase lo que pase.

¿Ha ido al banco a cambiar los euros por las libras?
Todavía no. Está difícil, ahora estoy centrada en la universidad y tengo unas exigencias. Además la natación ha mejorado mucho.

¿Qué escoge un oro olímpico o un trabajo?
Llama la atención el oro, pero me quedo con el trabajo. El oro pasa en unos momentos y el trabajo te permite crear tu vida, formar tu familia y mirar al futuro con menos dudas.

Con esa respuesta, se merece un sueño, ¿cuál?
Ir a Londres, sin duda

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