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lunes, 21 de noviembre de 2011

El hombre que ve con los oídos

Fuente: larazon.es 20 Noviembre 2011
Un invidente emite sonidos con la boca para saber a qué distancia se encuentran los objetos.
Un ciego no depende exclusivamente de otra persona: ése es el mensaje de un hombre que perdió la vista siendo tan solo un bebé. Con la siguiente historia, queda claro que Daniel Kish es todo un ejemplo de superación, pues a pesar de ser ciego ha conseguido vencer las barreras que se le imponen en el día a día.

Daniel Kish perdió la vista con tan solo trece meses de vida a causa de un cáncer y poco a poco ha ido adaptándose a su entorno hasta desarrollar una capacidad auditiva que le ha convertido en una persona mucho más independiente. De este modo, se vale de un chasquido con la boca y su bastón para andar a su antojo por la calle.

Ha conseguido desarrollar una técnica, desconocida para muchos en su misma situación, mediante la cual emitiendo sonidos a través de la boca consigue conocer a qué distancia se encuentran los objetos de él y hacerse una idea aproximada de su tamaño. De este modo, Daniel es capaz de crear mapas imaginarios con los que guiarse, partiendo de la emisión de ruidos que reboten en las cosas que se interpongan en su camino.

Al igual que otros animales nocturnos, como los murciélagos,
a Daniel Kish la falta de visión no le supone un gran impedimento para realizar su vida de manera independiente. Así, defiende la idea de dejar margen de movimiento a las personas ciegas y no imponerles la ayuda de los demás para cosas que podrían hacer por ellos mismos.

Creando escuela con World Access for the Blind
Pero la hazaña de Daniel Kish no termina ahí, sino que en el año 2000 fundó World Access for the Blind, una asociación sin ánimo de lucro que tiene como objetivo dar a conocer lo aprendido por él, y que esto sea de provecho para el resto de personas con problemas de visión.

Según el reportaje publicado en CNN, Daniel Kish asegura que no pretende convertir a sus alumnos en superhéroes, sino que su objetivo es enseñarles su particular y eficaz “truco”. La ecolocación humana permite detectar objetos mediante ecos y reflexiones sonoras. De este modo, mediante chasquidos pueden esquivar cualquier objeto.

Algo similar a lo que hacen los murciélagos, pero sin emitir frecuencias ultrasónicas, es el punto fuerte de Daniel Kish. Esa diferencia respecto a los murciélagos, basada en la imposibilidad humana de emitir repeticiones ultrasónicas, es la que impone los límites del tamaño y la distancia del objeto a distinguir.

Por el momento, el desconocimiento sobre esta técnica impide su difusión como método de enseñanza para conseguir cierto grado de independencia, al que bien podría optar, como en el caso de Daniel, cualquier persona con cualquier grado de ceguera. Hasta ahora, y según la CNN, únicamente ha conseguido el apoyo de dos escuelas especializadas en este tipo de casos, de las 50 con las que se puso en contacto, al igual que sólo se hizo con la atención de diez agencias dedicadas a ese ámbito de las 1.300 a las que se dirigió.

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